James
Cleburne, TX

El 3 de diciembre de 2009 fue el último día en que caminé. Comencé a tomar whisky con cola en la casa, pero más whisky que cola. Me conseguí con un amigo en un bar local y continué tomando. Nos fuimos alrededor de la medianoche a su apartamento en donde íbamos a jugar póquer. Nunca llegamos. Con suerte cada quien llevaba su propio auto. Estaba cruzando una esquina a demasiada velocidad y mi auto comenzó a patinar. Pensando que me podía voltear, choqué contra un árbol a 50 mph.
No llevaba abrochado el cinturón de seguridad, y mi cuerpo fue propulsado hacia delante. La rodilla se me fue a la consola del medio y me disloqué la pierna y me fracturé la cadera. Pegué la cabeza contra el parabrisas, y me corté en varias partes. Pude salirme del auto y llamar rápidamente a mi amigo para decirle que había destrozado el auto. Él regresó, me levantó y me llevó a la sala de emergencias en donde me trasladaron por aire a Houston. Pasé tres semanas en la unidad de cuidados intensivos antes de que me dieran de alta. Esa noche fue la última vez que caminé correctamente en mi vida.
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